El martes 23 de abril, en el gimnasio, se realizó el acto oficial de celebración del XXIII aniversario de nuestro colegio. A esta actividad, asistieron estudiantes, profesores, directivos, nuestra rectora, miembros del directorio y del Centro de Padres.

Este evento contó con la bendición inicial de nuestro capellán, Gonzalo Castro S.J., y continuó con el discurso del presidente del Centro de Alumnos, Edmundo Lee, quien señaló que “este aniversario es una oportunidad para reflexionar sobre las competencias ignacianas que nos guían en nuestro camino de formación y recordar el sentido que cada uno le da a esta celebración. No olvidemos el sentido de la buena convivencia, unamos lazos y mantengamos el respeto característico por nuestros pares”.

Más adelante, el presidente del Directorio del colegio, Roberto Palma, manifestó que estar celebrando un nuevo aniversario es posible gracias al amor de muchos que intervinieron y se ofrecieron de manera generosa para trabajar por este proyecto. “La fuerza del amor es la que logró que nosotros pudiéramos estar acá (…). Nosotros queremos entregarles las herramientas para que sean misioneros del amor, de la verdad y de la justicia, y sean dignos representantes de fu familia, colegio y de la sociedad”, aseveró.

Para continuar, nuestra comunidad recibió el saludo de la alcaldesa de Calera de Tango Hortensia Mora, quien agradeció la contribución y apoyo de nuestro colegio a diversas actividades solidarias de la comuna y además hizo entrega de un regalo a nuestra rectora, Macarena Rodríguez, quien, posteriormente, pronunció su discurso. “Durante más de dos décadas hemos sido testigos del poder transformador de una educación arraigada en los principios ignacianos (…). Detrás de cada logro y sonrisa de satisfacción hay una comunidad comprometida que encarna los valores de la espiritualidad ignaciana, la búsqueda de la excelencia académica, el cuidado de la persona y el servicio a los demás”, dijo.

Durante la ceremonia, además, profesores y estudiantes representantes de los cuatro ciclos de aprendizaje depositaron en el escenario un signo que representa los distintos momentos formativos y de crecimiento personal de sus respectivos niveles.