Este es el último mensaje del año 2021. Nos hemos acompañado durante todos estos meses con fidelidad, cariño y mucho respeto. Tuvimos la oportunidad de aportar con talentos y cualidades que hasta ahora quizás no valorábamos tanto de nosotros mismos por tratarse de nuevos escenarios y desafíos.
Hemos discutido, explicado, conversado… hemos hablado mucho y ahora los invito al tiempo de escuchar. Sintiendo una suave brisa en la tarde y, en calma, escuchemos las voces que han movido mi corazón. Es un ejercicio que, a veces, practicamos poco. Escucharnos a nosotros mismos, a los que nos rodean, las voces de las personas en las calles, en los debates, en fin, en cada lugar.
Pareciera que el decir es importante, y lo es, pero hay tiempos en que es conveniente silenciar y escuchar. A algunos nos cuesta más pero creo que en este tiempo de cierre de una etapa y a la espera de una nueva, es bueno hacer silencio y abrirse a la novedad. En primer lugar, escuchemos nuestra propia voz, qué cosas me digo después de un año cargado de desafíos, qué agradezco de mí mismo, qué me recomiendo para seguir creciendo y a qué me invito para seguir jugándome la vida.
También escuchar a los demás. Volver a poner atención en aquello que me dijeron mis familiares, amigos y formadores. Qué palabras calaron hondo en mi corazón y me motivaron, qué cosas escuché que me hicieron daño y debo dejar atrás y, sobre todo, qué me dejó inquieto y desafiado para seguir dándole vueltas y reflexionar.
Finalmente, escuchar las voces de otros que quizás no los tengo tan cerca pero son parte de mi vida: vecinos, compatriotas, personas en situación de calle, inmigrantes, jóvenes de todo el mundo, representantes sociales… en todos ellos deben haber mensajes que me pueden llevar a una reflexión profunda para plantearme nuevos desafíos para el año que viene.
Estamos en un tiempo de espera poniendo la esperanza en el niño Jesús que pronto nacerá en medio de nosotros. Es el tiempo de preparación para recibir esta buena noticia que sólo comprenderemos si hemos hecho el necesario silencio para escuchar con atención este mensaje de paz y amor.
Muy felices vacaciones, felicitaciones por el esfuerzo y mucho ánimo para lo que venga…
Con mucho afecto, deseándoles un muy feliz fin de año, nos despedimos para volver a encontrarnos muy pronto y volver a compartir este lugar sin igual.
Rector