Desde nuestra Espiritualidad Ignaciana, como Colegio, siempre hemos comprendido que una de las claves fundamentales para el logro de aprendizajes integrales, se centra en el acompañamiento sistemático y oportuno a cada uno de nuestros estudiantes.

Esa palabra, que resuena permanentemente en nuestro lenguaje, es una misión compartida por todos quienes conformamos esta comunidad, sin embargo, el principal actor en este proceso es el Profesor Jefe, quien desde su rol asume esta responsabilidad con la mirada imparcial de un “juez”, el cariño y la preocupación propia de un “pastor” por sus ovejas y con el corazón abierto como el de un “médico” para sanar las heridas que en el camino natural de la vida, nuestros estudiantes van experimentando con cada paso realizado.

Esta noble tarea no se traduce en un bien tangible, ya que solo es posible reconocerla cuando miramos a cada uno de nuestros estudiantes sonreír, agradecer y entregarse a un otro quien, antes de juzgar, lo acoge, escucha, respeta y tiene un trato cariñoso, siempre con el fin de ayudarlo a buscar su bienestar y el de quienes lo rodean.

En estos difíciles tiempos que hemos vivido producto de diversos acontecimientos mundiales, nacionales y sobre todo personales quiero invitarlos, en este último periodo del año, a ser jueces, pastores y médicos al interior de cada uno de sus núcleos familiares, confiados en que Dios realiza esta misma tarea con nosotros, a través de su infinito e incondicional amor.

Reciban un fraterno y cariñoso saludo,

Enzo Saldías O.
Director Cuarto Ciclo