El trabajo colaborativo implica el aporte de todos para alcanzar aquello que buscamos. Ninguno sobra, cada uno tiene algo que aportar. Un niño pequeño dio a Jesús unos pocos panes y peces y con eso se hizo el milagro para alimentar a miles de personas. Seguramente este niño nunca pensó que su aporte, por pequeño que fuera, tendría tan alto impacto. El milagro  ocurre porque hubo alguien que quiso compartir con los demás lo que traía encima. Ese gesto valiente y generoso es el que hace posible un bien mayor para todos. Sin esos panes y peces Jesús no podría haber hecho nada.

Algunas veces hemos considerado que lo que tenemos para compartir es tan poco que preferimos guardarlo. Quizás otras personas tienen más o mejores ideas que las mías, más talento o habilidad. Es cierto, podría ser, pero… ¿Quién dice que lo que yo tengo, por poco que parezca,  puede ser causa de una nueva y gran multiplicación de panes?. Mejor no quedarse con la duda y poner todo lo que tengamos al servicio de los demás y seguramente esto significará un gran beneficio para todos.
Nuestra comunidad se construye y fortalece cada día porque cada uno aporta lo que tiene colaborando con el aprendizaje de todos y esa es nuestra principal riqueza.
Esperando que tengamos una gran semana, afectuosamente,José Luis Avilés Radic
Rector