La actual crisis sanitaria ha redefinido el espacio escolar transformando las habitaciones, mesas de comedor y sillones en salas de clases. Permanecer en nuestros hogares nos ha hecho ser más creativos y generosos manteniendo el vínculo que hace posible ir más allá de la formación académica a través de la socialización.
Nuestras niñas, niños y jóvenes necesitan interactuar con sus pares. La socialización es fundamental para su proceso formativo, especialmente hoy en día. Como ignacianos, este proceso no sólo debe entenderse como una interrelación social física sino también como un espacio propicio para estar disponibles y atentos a los demás.
Una simple conversación telefónica, un saludo o una pregunta sobre cómo está el otro por chat es salir al encuentro de los demás. Es prestar una ayuda desinteresada a un prójimo que puede necesitar un abrazo, una palabra de contención o un momento de compañía aunque sea a la distancia.
En este mes de la Solidaridad, hagamos vida la oración del Padre Hurtado que nos recuerda que una sonrisa “no cuesta nada pero vale mucho. Enriquece al que la recibe, sin empobrecer al que la da”.
Alicia Castro Preter
Directora Primer Ciclo