Comenzamos un nuevo mes y con él, un tiempo donde reflexionamos sobre la solidaridad a través de la figura de San Alberto.

Esta pandemia ha traído grandes necesidades para muchos y, como colegio, no hemos quedado indiferentes. Algunos hemos podido apadrinar a una familia de escasos recursos. Otros, en silencio, han prestado un servicio a rostros concretos, manteniéndose en el anonimato, sirviendo y dejándose afectar por el dolor de nuestros hermanos.

Pidamos para no ser indiferentes a lo que vivimos y, más que nunca, iluminar el mensaje del Padre Hurtado con esperanza y gestos concretos. Acerquémonos a los que están solos, en dificultades, con problemas, o a tantos que nos necesitan. Pongamos nuestro corazón y esfuerzo “como si todo dependiera de nosotros, pero sabiendo que todo depende de Dios”.

Que este tiempo, nos impulse a seguir renovando, a través de la educación, la formación de personas reflexivas, compasivas, creativas, conscientes y competentes ante los desafíos que el mundo requiere. Colaboremos como comunidad en formar protagonistas del contexto actual que les toca vivir. Ayudémoslos a desarrollar todas sus competencias, no sólo para sí mismos, sino para servir y amar.

Un abrazo grande y ánimo en los tiempos que vivimos.

Marco Plaza Pérez
Director Académico