Esta semana viviremos nuestro Tiempo Ignaciano de manera especial. Así como Ignacio de Loyola estuvo convaleciente luego de su herida de bala, tanto él como nosotros hemos tenido que cambiar nuestros planes, encontrando al Dios de la esperanza, en todo tiempo, lugar y persona.
Ignacio de Loyola estuvo confinado por un largo periodo y fue descubriendo, en un proceso de interioridad a través de la vida de los santos y del evangelio, su conversión hacia un hombre nuevo. Esta experiencia, también nos invita a mirar nuestro contexto actual, entregar nuestros dolores y esperanzas al Jesús compañero de ruta, para seguir adelante, como hombres y mujeres de fe, que al igual que nuestro santo patrón, discernía la vida siempre a la luz de Dios, lo bueno y lo mejor para su mayor gloria.
Para estos días, invitamos a nuestra comunidad, a vivir al modo de San Ignacio, con gratitud por el tiempo vivido, reconociendo dónde podemos mejorar y poniendo en manos de Dios el tiempo que viene.
En un lugar sin igual, sale el sol que da vida. Desde cada rincón de nuestras casas, con fuerza en la voz al cantar, seguimos siendo Misioneros.
Con afecto para toda nuestra comunidad,
Jaime Sáez Sánchez
Director de Formación Pastoral y Cuidado de la Persona