La semana recién pasada, después de casi cuatro meses, nos hemos regalado una pausa para tomar conciencia de lo que ha ido pasando en nuestras vidas en este tiempo de confinamiento forzado. Éste ha sido un espacio valioso para reconocer cómo Dios habla y actúa cotidianamente en nuestras vidas. Por eso atendemos su llamado y ponemos los mejores medios para seguir caminando juntos.
Tal vez este momento que nos ha tocado vivir sea difícil, agobiante, desmotivador. Sin embargo, también esconde un desafío alentador. Este evento probablemente cambiará la Historia del Mundo en muchos sentidos, y de nosotros depende ser testigos o ser protagonistas. No sabemos qué nos depara el futuro, pero ¿sabía Ignacio qué le esperaba después de sufrir la herida que lo convirtió?
Nos detuvimos a escuchar. Ahora nos ponemos en marcha porque somos Misioneros, caminantes que avanzan porque han visto la fe que los motiva, la misma que motivó a Ignacio, la que nos invita a ser protagonistas de este nuevo mundo que comienza.
Con el afecto de siempre,
José Luis Avilés Radic
Rector