Tranquilo, pero expectante. Así se podría definir el estado de ánimo de nuestro egresado Francisco Lorenzini Parker, quien durante 2019 participará, junto a otros siete pares, en el Voluntariado Jesuita, programa de la Provincia Chilena de la Compañía de Jesús que ofrece a jóvenes una experiencia de inserción, encuentro y servicio con y para grupos vulnerados y comunidades de frontera de nuestro país, inspirado en la fe cristiana.
Este programa se extenderá entre el 09 de marzo y el 14 de diciembre en Curaco de Vélez, Isla Quinchao, en Chiloé y busca ser una opción para los jóvenes que desean dejar un tiempo entre sus estudios secundarios y superiores para vivir una experiencia radical de encuentro y servicio, con una metodología desde la espiritualidad ignaciana.
“Desde que supe que este programa se iba a dar en Chile, me interesó. Después vinieron al colegio a presentar el proyecto, y siempre estuvo en mi mente postular y no fue un problema no ir a universidad el otro año”, expresa Francisco, quien proyecta estudiar Sociología en 2020, aunque está consciente de que sus planes pueden cambiar. “En este minuto estoy seguro de que quiero optar por esa carrera, pero prefiero no postular ahora, ya que si bien tengo descubierta mi vocación puede que cambie un poco, puede que no sea en verdad la que yo pensaba”, reflexiona.
¿Qué lo mueve a participar en el Voluntariado Jesuita?
Siempre me ha llamado mucho la atención y ha estado presente en mi vida el tema del servicio. He participado en muchas cosas como Scout, CVX, en el colegio, y en mi familia. En 6° Básico falleció un compañero nuestro, José Miguel, y nos tocó madurar muy rápido; fue un cambio de visión de la vida, porque en ese minuto nadie pensó que él se podía ir. Desde ahí aprecio la vida, siento que es muy valiosa y me he dado cuenta de eso con los años; ver a otras personas que lo pasan mal y no tienen las condiciones para vivir como merecen me duele mucho. Siento que la vida es un regalo súper lindo y si tengo todas las facilidades para vivirla bien y puedo ayudar a alguien a vivirla mejor, bakán. Para mí no es ningún problema dar un pedacito de mi vida y regalárselo a otra persona.
Francisco señala que cuando le avisaron que había sido seleccionado, estaba muy feliz y no dudó un momento en aceptar aunque, reconoce, no era algo de lo que dependía su vida. “Si no quedaba estudiaba, pero si resultaba, genial. Había postulado y hecho el proceso, porque estaba seguro de que quería ir, entonces cuando me avisaron fue rico saber que el otro año haré algo que me gusta”, comenta.
¿Cuál es la misión específica que los voluntarios cumplirán en Chiloé?
El tema del voluntariado es enviarnos a la frontera para trabajar y vivir con y para la gente; meternos en lugares donde nadie quiere ir para tender una mano no solo en lo religioso – como apoyar las catequesis o primeras comuniones – sino que para ir en ayuda de humanidad. Si necesitan construir una casa, si hay que pescar, cultivar o cortar leña estaremos disponibles para lo que la comunidad necesite.
¿Cuáles son sus expectativas?
Es muy lindo compartir la vida con gente, especialmente del sur y que, materialmente, tiene menos porque muchas veces son los que espiritual y emocionalmente son los que dan más. Tengo ganas de ir, ayudar, compartir y aprender de la gente, porque sé que me van a ayudar mucho a crecer, a madurar y allá puede pasar todo, pasarlo bien o mal, pero yo soy de la tesis de arriesgarse. Si uno proyecta algo para hacerlo es porque lo pensó y si lo pensó es porque lo quiso, aunque salir de ese cuadrado que tenemos todos cuesta, pero la vida se nos va a acabando y mientras antes hagamos las cosas mejor.
Nuestro ex-alumno agradece a los profesores que lo apoyaron en todo este proceso y sonríe al recordar la reacción de los docentes que lo acompañaron cuando les comunicó la noticia de que fue seleccionado. Asimismo, subraya el rol del Colegio en su decisión de postular. “Todas las experiencias, desde la más pequeña hasta las más grande, ha sido súper buena y provechosa; ha logrado sacar de cada uno lo mejor que tiene y nos han abierto los ojos, especialmente, Trabajos de Invierno que es la que más me marcó. Es súper valorable que, además de lo académico, el Colegio se preocupe de la formación de los alumnos y en este tipo de cosas me doy cuenta de que La Misión forma gente no solo para estudiar, sino que para los demás”, concluye.