Como todos los años, dos representantes de III° Medio de nuestro Colegio participaron en la experiencia Pachacutí (“mundo al revés”) en Uruguay. Dicha actividad forma parte del proceso que viven los jóvenes de los colegios ignacianos y busca profundizar en los tres pilares del movimiento “Castores” del Colegio Seminario, que es el establecimiento que los acoge: la fe, el servicio y la vida en comunidad.

Pachacutí se desarrolló entre el 02 y el 08 de julio, y en ella participaron más de 500 jóvenes en 30 puntos diferentes de todo el país.

Elegidos por sus propios compañeros, Fernando Bendek Jara (III° Medio A) y María Ignacia Martínez Claeys (III° Medio B) participaron en Pachacutí, experiencia que les dejó muchas reflexiones que han marcado su forma de pensar y actuar.

Ambos estudiantes, durante su estadía, trabajaron en cooperativas de vivienda – sistema habitacional de Uruguay – colaborando en la construcción de casas, donde cada familia que opta a una de ellas debe aportar con horas de trabajo para poder, finalmente, obtenerla.

Testimonios
María Ignacia Martínez: “El primer día que llegamos me costó un poco integrarme, porque no se dieron muchas instancias de conversar y compartir, sino que fue más trabajo físico. Con los días, me di cuenta de que cada uno tiene que preocuparse de crear esas instancias para entablar vínculos y no esperar que los demás tomen la iniciativa. Me gustó poder conocer otra cultura y ver que la gente, sin importar de dónde vengas, te abre sus puertas. Esta experiencia me sirvió para tener un diálogo conmigo misma. Nos tocó mucho mover ladrillos y, si bien no pensé que fuera algo tan importante, para ellos sí lo era. Me di cuenta de que puedo encontrar a Dios en cosas de la vida cotidiana. Nos decían que Pachacutí es dar vuelta el mundo, pero Pachacutí es todos los días, porque las instancias están ahí, pero uno tiene que buscarlas y reconocer a Dios en cosas muy simples, dando, por ejemplo, una sonrisa a alguien”.

Fernando Bendek: “Siento que fui elegido junto a mi compañera, porque los dos somos muy participativos en todo y eso los compañeros lo ven. Creo que fue por lo que ellos veían en el día a día y en las actitudes personales. Nos tocó ayudar a mover tierras, cemento y más cosas, pero con los días, se generó mucha confianza y fue rico saber más de esas personas que conocimos, conocer su realidad, aprender de ellos, las diferencias culturales y que ellos también pudieran aprender de mí. Me llamo la atención el sistema habitacional de Uruguay y su diferencia con Chile, porque allá ellos vienen postulando hace mucho tiempo a una vivienda y, más que ser vecinos, formaban verdaderas comunidades con lazos fuertes. En un comienzo pensé que nuestro aporte no era tan significativo en la construcción, pero con el paso de los días me di cuenta de que sí, especialmente, al ver el agradecimiento y las muestras de cariño que nos expresaron las personas a quienes ayudamos”.