Querida comunidad: En el marco de la fiesta de San Alberto Hurtado, no podemos dejar de contemplar su figura como un ignaciano que nos muestra un estilo de vida. Supo leer la sociedad de su época y plantear las preguntas necesarias para vivir el compromiso cristiano con fidelidad y entrega. Puso al ser humano en primer lugar y su aspiración siempre fue servir al que sufre para devolverle la dignidad de criatura de Dios. Los invito a contemplar nuestra propia vida y preguntarnos por aquello que podemos hacer por los demás para colaborar en esta misión que continúa en el tiempo. Que la fuerza del Padre Hurtado nos acompañe e ilumine con creatividad y esperanza.
Con el afecto de siempre,
José Luis Avilés Radic
Rector