Entre el 30 de mayo y el 01 de junio, representantes de centros de estudiantes de 19 colegios ignacianos se reunieron en la Casa Loyola de Padre Hurtado para participar en la IX Cumbre de Centros de Estudiantes de la REI.
Javiera González, secretaria del CALM, explica que esta experiencia fue muy positiva, ya que aprendieron mucho y les sirvió como Centro de Alumnos para reafirmar sus ideas y proyectos que apuntan, principalmente, a motivar la información y la opinión en los niños y jóvenes. “Si bien como Colegio estamos muy preocupados de la realidad de nuestra zona, estamos muy cómodos y eso nos ha acostumbrado a no ver más allá, a estar poco informados y a no participar. Como Centro de Alumnos hemos tratado de cambiar eso y hacerles ver lo importante, por ejemplo, a través de las votaciones de las directivas de curso en marzo”, dice.
Tomás Repullo, presidente del CALM, coincide con Javiera señalando que otros estudiantes de realidades distintas se ven más motivados a informarse, porque a ellos les atañen más los temas, sobre todo los que se refieren a movimiento estudiantil y desigualdad, aunque, a su juicio, también hay una responsabilidad de los propios estudiantes que no están motivados por informarse. “Nos informamos muy poco, porque no formamos el interés y queremos fomentarlo para que de a poco sea parte de los estudiantes”, subraya.
Sobre el tema abordado, la vocación, explican que el enfoque se basó en la realidad del Chile de hoy, y cómo a partir de eso se puede encontrar la vocación, no referida a una carrera u oficio, sino a cómo los centros de alumnos están llamados a cambiarla. “Nos invitaron a pensar en qué voy a hacer yo con mi liderazgo y mi capacidad de decisión para hacer un cambio y qué me mueve para hacerlo ahora, según mi pasión y según lo que yo creo que es lo mejor para el país, más allá de la profesión que vamos a elegir”, expresan.
La Cumbre finalizó con la Declaración oficial emitida por los estudiantes, en la que reconocen la responsabilidad que tienen en ayudar a sus compañeros y compañeras y en descubrir también los talentos, a pasar del discurso a la acción, que debe estar cimentada en valores y principios ignacianos: el respeto, la justicia y la dignidad.