Una experiencia de servicio y entrega vivieron nuestros estudiantes de II° Medio en “Trabajos de Invierno 2017”, donde, mediante el trabajo desinteresado, se encontraron y compartieron la cotidianidad con personas de otras realidades, haciendo vida el evangelio desde la mirada de San Ignacio.

En estos días, nuestros jóvenes fueron acompañados por asesores (alumnos de IVº Medio) y profesores, quienes permanecieron con ellos en su lugar de campamento – los salones de la Iglesia de San Ignacio de Loyola en Padre Hurtado. Desde allí, diariamente, se dirigían a lugares de esa misma comuna, Talagante y El Monte para realizar mejoras de viviendas y compartir las acciones cotidianas con las familias involucradas.

Testimonios:

Fernanda Briones Manríquez, II° Medio A: “Me gusta el trabajo comunitario no necesariamente desde el punto de vista religioso, sino que ayudar, porque es bueno y cualquiera puede hacerlo. Si la gente ayudara solo por hacerlo, sin esperar nada, cambiaría el mundo. Esta experiencia es voluntaria, y fuimos todos, pero de verdad había varios que querían ayudar, porque tienen vocación. Yo quería participar porque sabía que podía ayudar y eso iba a servir. Las personas a las que ayudamos nos dieron las gracias hasta el final, a través de gestos como prepararnos sopaipillas y pan. El último día estábamos todos muy emocionados, porque ya lo habíamos dado todo, pero algunos estaban tristes, porque faltó tiempo. Hay que acercarse a la gente, vivir con la gente, porque todos necesitamos lo mismo, solo que para ellos es más difícil conseguirlo”.

Iñaki Iturra Pérez, II° Medio B: “Fue una gran experiencia, vale la pena ir y vivirla. Aprendí a valorar más aún lo que tengo y darme cuenta de la realidad distinta de personas que viven a poca distancia nuestra. Conocimos  a la señora Rosa que era parte de una familia muy buena y me impactó que, a pesar de las condiciones, siempre tenían buena disposición y nos contaban sobre su vida. Aprendí a estar siempre con buena disposición a los demás, a conversar y a escuchar, porque ellos se sentían mejor cuando los escuchábamos, más allá que haber ido hacer los trabajos. Cuando nos fuimos fue muy bonito, porque se emocionaron al ver el trabajo que hicimos y estaban muy agradecidos. Quedamos de volver, porque yo me quedé con gusto a poco de la experiencia”.