Queridas profesoras y profesores:

En este día de celebración quiero agradecer a cada uno de ustedes por sus vidas y la dedicación especial a la educación en nuestro Colegio La Misión. Cada uno entrega lo que es con cariño y dedicación. Las horas de preparación, cuestionamientos, propuestas y desarrollo se ven reflejados en las salas de clases cuando nos encontramos con aquellas almas de niñas, niños y jóvenes.

La nuestra es una vocación de entrega a la formación de las personas y eso significa que nos vamos haciendo cada vez más sensibles a la realidad del ser humano en todas sus dimensiones. Amamos lo que hacemos no porque entregamos conocimientos, sino porque tenemos la posibilidad de estar con aquellos que están descubriendo mundos nuevos y nos desafían cada día a renovar nuestro espíritu.

La genialidad, pasión y entrega total son características que identifican no a un oficio u ocupación, sino a una opción de vida. Descubrimos que todo tiene mucho más valor cuando se entrega por amor a los demás. Darse, donarse, tiene la fuerza del renunciar al propio querer e interés por el de los demás. Interesarse por los otros, por sus preocupaciones, deseos o necesidades es salir de sí mismo, apartarse del egocentrismo y conectarse con el prójimo.

¿Nuestro reconocimiento?… aunque lo que damos lo hacemos sin esperar aplausos ni reconocimientos, es el amor y agradecimiento que nos entregan nuestros estudiantes cada día, cada mañana, con sus sonrisas, abrazos y enorme cariño. Una mirada dulce, profunda y sincera de un niño vale mucho más que todo el oro del mundo. Un abrazo estrecho y cálido de un adolescente que ha sentido cercanía y apoyo, preocupación genuina por él, vale mucho más que los premios públicos, títulos y honores.

Hemos tomado la bandera de la formación de nuevas generaciones, nos hemos desafiado a subir altas cumbres. Esto no nos hace mejores, pero nos integra a un grupo de hombres y mujeres que sueñan y realizan en grande. Lo que hagamos o dejemos de hacer afectará a nuestro país y a toda la humanidad.

Gracias queridas compañeras y compañeros de misión. Sigamos caminando, haciendo historia, llenando corazones, acogiendo con amor y manteniendo con fidelidad y perseverancia lo que un día asumimos. Contando con el amor y la gracia de Dios, sigamos buscando nuevos caminos, métodos, estrategias y maneras de formar para que cada día estemos más cerca de las maestras y maestros que estamos invitados a ser.

Muchas gracias y feliz día,
Con todo mi afecto,

José Luis Avilés Radic
Rector