Reflexionar y comprender los valores del ejercicio de la ciudadanía desde lo ignaciano fue el objetivo principal de la Cumbre de Centros de Estudiantes 2016 de la REI, en la que participaron cinco miembros de nuestro Centro de Alumnos (CALM) y a la que asistieron más de 100 jóvenes provenientes de distintos lugares de Chile, tanto de la Asociación de Colegios como de Fe y Alegría.
Este año el tema abordado fue el desafío de la formación ciudadana y cívica de los estudiantes desde lo ignaciano. La delegación del CALM de La Misión estuvo conformada por Valentina Fuentealba, presidenta; Martín Bendek, vicepresidente; Daniela González, encargada de Relaciones Públicas; Matilde Rodríguez, delegada de Deportes y Fernanda Serra, tesorera.
Valentina Fuentealba señala que el principal aprendizaje que obtuvo en la Cumbre fue darse cuenta de que ser ciudadano no implica ser sólo mayor de edad, sino que significa darse cuenta de cómo las acciones propias repercuten en los demás. “Es ser conscientes de la realidad y cómo llevo a la práctica acciones para mejorarla. Ser un ciudadano ignaciano va más allá del individualismo, porque nos lleva a reflexionar sobre cómo me formo y cómo aporto a la sociedad”, dijo.
Asimismo, valoró las actividades en que pudieron compartir con jóvenes de otras realidades. “Me di cuenta de que, por ejemplo, cuando una persona protesta, hay una historia detrás y que muchas acciones tienen justificación…y es porque, además, de cierta forma, nosotros no nos hacemos responsables de sus carencias. Siento, por otra parte, que si todas las personas estamos conscientes de que nuestra sociedad tiene problemas, independiente del estrato social al que pertenezcamos, depende de nosotros cambiarla si es que vamos en un mismo rumbo”, expresó.
En tanto, Martín Bendek señaló que la cumbre fue “una experiencia llenadora que te hace crecer como persona, te permite ayudar al otro y ser mejor. Te enseña a ser líder y el tema abordado – ciudadanía – fue muy fuerte, porque tiene que ver con cómo ser un mejor ciudadano con deberes y derechos y el poder que uno tiene, no para ir solo en busca de un objetivo común, sino para que vayamos todos juntos”.
Martín agrega que con la Cumbre aprendió a siempre entregar todo lo que está en su interior y no reservarse nada por temor a lo que puedan decir los demás. “Fue una experiencia muy buena para conocer realidades distintas a las de nosotros. Me di cuenta que el punto de vista de las personas que sufren más carencias es muy generoso, porque quieren lo mejor para ellos, pero también para el otro. Les digo a quienes participarán el próximo año que es una experiencia única donde tienen que expresar todo lo que piensen y sientan”.