Entre el martes 24 y el viernes 27 de mayo, nuestros estudiantes de II° Medio participaron en “Trabajos de Invierno”, experiencia que busca que los jóvenes tengan, a través del trabajo desinteresado, un espacio de Dios, de Iglesia, de una actitud de entrega y de servicio, del encuentro con otros y el compartir cotidiano, en un espacio social de pobreza.

Durante esos días, nuestros II°s Medios permanecieron en los salones parroquiales de la Iglesia de San Ignacio de Loyola en Padre Hurtado, desde donde se desplazaron en cuadrillas hacia zonas de escasos recursos de dicha comuna y también a Talagante y El Monte para realizar mejoras de viviendas en condiciones precarias, con el fin de que puedan enfrentar de mejor manera el invierno y acompañar a sus habitantes. En esta labor fueron acompañados por asesores de IVº Medio y supervisados por profesores que cumplen los roles de jefe de campamento, intendente y capataces, respectivamente.

En esta experiencia los estudiantes tuvieron la posibilidad de encontrarse personalmente con el rostro de Jesús, a quien presenciaron a través de la convivencia diaria, del trabajo esforzado y del intercambio de sus historias personales con las historias de las familias que abrieron las puestas de su casa y de sus corazones para, desde su sencillez, enriquecer a nuestros jóvenes. Trabajos de Invierno es hacer vida el evangelio desde la mirada de Ignacio, dando todo no por quienes lo necesitan, sino, por quienes “en justicia” lo merecen.

Testimonios

Vicente Aitken Albornoz, II° Medio A:
“Lo que más rescato no es la ganancia material o espiritual para ellos, sino que fue una ayuda para nosotros mismos para aprender a relacionarnos con el otro y a trabajar en equipo. La experiencia nos hizo crecer como personas, nos llenó y nos dimos cuenta de muchas cosas que muchos no sabíamos. El hecho de involucrarnos con las familias fue un sentimiento grato, porque veíamos que no necesitaban mucho para ser felices y eso demuestra la riqueza de estas personas y su sabiduría. Me sorprendió cómo responden esas personas ante la ayuda y me marcó poder ver que tu ayuda sirve. Saber que la habitación que estábamos mejorando era para una abuela con su nieta es un sentimiento que no se puede describir, sólo vivir. Puedo decir que se generó un vínculo y una afinidad que antes no tenía con muchos compañeros  y nos ayudó a conocer a algunas personas. Destaco ese sentimiento de amistad con tus pares, más allá de a quienes vamos a ayudar”.

Victoria Criado Aedo, II° Medio B:
“Fue una experiencia muy bonita y lo que más me quedó fue aprender a valorar lo que tengo, porque, las personas que estaban en la casa eran felices y daban las gracias por todo lo que tenía y además, muchas veces, nosotros no nos conformamos con lo mucho que tenemos. En los últimos días fue cuando sentí de forma más fuerte la presencia de Dios, su ayuda, porque había mucho por hacer y lo sentí presente por el tema del cansancio, ya que nos impulsaba a no detenernos. Las personas de las casa donde trabajamos fueron muy cariñosas , nos contaban su vida y nos daban las gracias, porque, por ejemplo, la señora con la que yo estuve se sentía muy sola… con nosotros pudo desahogarse y además se encariñó mucho. Siento que pudimos demostrar el espíritu ignaciano, que fue reconocido por quienes ayudamos. La sonrisa del otro es algo impagable”.